
Muy, muy buen día. Que la mano poderosa de Dios repose sobre cada uno de nosotros en este hermoso día, y que Su presencia nos acompañe en cada paso que demos.
Introducción
Hoy deseo compartir con usted una palabra sencilla, pero sumamente poderosa, que encontramos en el Salmo 34:8:
“Gustad y ved que es bueno Jehová; dichoso el hombre que confía en Él.”
Este versículo es una invitación directa a la experiencia personal con Dios. No se trata solamente de escuchar acerca de Su bondad, sino de experimentarla y comprobarla en nuestra propia vida.
Ilustración
Piense por un momento: ¿alguna vez le han ofrecido probar una fruta, un alimento o un platillo desconocido para usted? Hasta que no se atreve a probarlo, no puede saber realmente si es bueno. Así ocurre con las cosas de Dios. Podemos escuchar testimonios, leer historias y escuchar sermones, pero la verdadera convicción de Su bondad solo llega cuando lo experimentamos personalmente.
Enseñanza Bíblica
El salmista nos anima a probar y a ver. Esta es una invitación a activar nuestros sentidos espirituales: a gustar, a ver, a sentir la presencia real y viva de Dios. No basta con un conocimiento intelectual o teórico; se requiere acercarse a Dios con el corazón abierto, confiando plenamente en Su palabra y permitiendo que Él se revele de manera personal.
La Biblia nos asegura que dichosos son los que se refugian en Él. Aquellos que han experimentado Su amor, Su fidelidad y Su presencia pueden testificar con certeza que vivir cerca de Dios es el mayor privilegio y gozo que puede tener el ser humano.
Aplicación
Por eso hoy le animo: atrévase a probar la bondad de Dios. No se conforme únicamente con lo que otros han contado; busque su propia experiencia con el Señor. Refúgiese en Él, abra su corazón, y permita que Su gloria le envuelva. Cuando usted lo haga, descubrirá que hay plenitud de gozo, paz y propósito en Su presencia.
Oración
Padre amado, gracias porque nos permites, como hijos tuyos, ver, probar y sentir tu presencia. Ayúdanos a refugiarnos siempre en ti, a no olvidar jamás cuán bueno has sido con nosotros y nuestras familias. Te agradecemos por el privilegio de habitar en tu casa, de adorarte y bendecirte. Porque tú eres bueno y tu misericordia es para siempre. En el nombre de Jesús, amén.
Bendición Final
Le deseo un día lleno de bendición. Recuerde: pruebe, vea y disfrute de la presencia de Dios. Refúgiese en Él, porque ahí está el secreto de una vida llena de fe, paz y verdadera felicidad. Reciba un fuerte abrazo pastoral, y que Dios le bendiga grandemente.